Puedes decir que amas a tu familia, a tu cónyuge, a tu iglesia o al Señor. También puedes expresar amor por cosas más temporales como una buena taza de café, tu casa o una buena cena en tu restaurante favorito. Pero es más raro decir verdaderamente "¡Amo mi vida!"
Es común sentirse más frustrado con la vida que en paz con ella, porque la rutina diaria te desgasta. Las responsabilidades y cargas se vuelven pesadas y te roban la felicidad que debes tener como hijo de Dios. Pero puedes tener esperanza, aprender a superar tus desafíos y llenarte de asombro ante lo que Dios podría hacer todos los días.
Escrito por el #1 New York Times La autora de bestsellers Joyce Meyer, que ha pasado del dolor a la felicidad a través de Cristo, este libro es la clave para cambiar tu perspectiva para que también puedas disfrutar cada momento y cada parte de la vida.
